
Una nueva y peligrosa cepa del SARS-CoV-2 ha surgido en Sudáfrica, y según las investigaciones preliminares, la mutación podría hace que la primera generación de vacunas no sea efectiva para atajar la infección
A la emergencia sanitaria por el SARS-CoV-2 hemos unido, desde hace relativamente poco, la aparición de nuevas mutaciones del virus.
Hasta ahora tenemos la variante británica, la brasileña y la sudafricana. Como ya explicamos en un artículo anterior, cada una de esas nuevas cepas tiene sus peculiaridades.
Parece ya asumido que la variante británica es mucho más contagiosa que la original, hasta un 70% más.
Pero lo que ha hecho encenderse todas las alarmas es que posiblemente, lo afirmamos en condicional porque todavía no hay pruebas fehacientes, la variante sudafricana podría no ser abordable con las vacunas actuales.
Sudáfrica suspende la vacunación

Teniendo ya miles de viales de la vacuna que han desarrollado en comandita la Universidad de Oxford y AstraZeneca, las autoridades sanitarias sudafricanas han suspendido la vacunación.
La causa no es otra que tener sospechas de que esa vacuna ofrece una protección mínima ante la variante sudafricana del SARS-CoV-2.
La semana pasado Sudáfrica había recibido un millón de viales de la vacuna de AstraZeneca, pero un análisis de resultados parece haber demostrado que su eficiencia contra la variante sudafricana, denominada B.1.351, podría ser casi nula.
Un análisis más detallado de los resultados permite ver que la calidad del estudio, con una muestra de 39 personas y muy jóvenes, no permite valorar con la suficiente precisión la afirmación de que la vacuna no funciona.
También hay otros estudios que demuestran que el «arsenal» de vacunas con el que se cuenta actualmente – AstraZeneca, Moderna, Pfizer y Sputnik V – son menos efectivas con la cepa sudafricana que con otras variantes.
Ha llegado a España

Con un mundo interconectado, podemos aprender de la primera ola de la pandemia, donde el virus se «trasladó» desde la ciudad china de Wuhan a todo el Mundo, incluido España.
Tal es la movilidad del virus – millones de intercambios comerciales, miles de vuelos que unen, directa o indirectamente los cinco continentes – que se espera que la cepa británica sea la dominante en España en el mes de marzo.
De la variante sudafricana ya se han detectado dos casos en España, y eso nos hace pensar que esa cepa ya recorre libremente, habría que saber en qué proporción, a lo ancho y largo de nuestro país.
Por de pronto la Agencia Europea del Medicamento tras revistar los estudios sudafricanos, y su endeble armazón metodológico, sigue dando a la vacuna de AstraZeneca más de un 90% de probabilidad de acabar con el SARS-CoV-2.
Para lo único que no está recomendada la vacuna de Oxford es para personas de más de 65 años.
Las mutaciones son posibles

Las que conocemos ahora y otras muchas que se puedan producir de manera inopinada; la variante británica parece que proviene de un infectado inmunodeprimido donde el virus muto para adaptarse al huésped.
También existe la posibilidad de que las vacunas actuales puedan resultar inoperantes con una nueva o nuevas mutaciones del SARS-CoV-2.
La próxima batalla que deben de encarar los sistemas de salud pública de los países es poder hacer frente a posibles mutaciones a las que las vacunas actuales no «lleguen», y poder sostener el sistema sanitario hasta que se desarrollen nuevas generaciones de vacunas.
Finales del 2020

Es cuando la Red de Vigilancia Genómica de Sudáfrica (NGS-SA), descubrió la mutación que ahora se llama cepa sudafricana.
Bautizada como 501Y.V2, la nueva cepa tiene 23 mutaciones con respecto al virus original de Wuhan.
20 de esas mutaciones se producen en los aminoácidos del virus y 3 en la espícula, esto es, el «gancho» con la cual se une a la célula y la infecta.
En el SARS-CoV-2 las mutaciones que se mantienen son aquellas que permiten al «bicho» lograr su objetivo, que no es otro que mantenerse vivo y poder replicarse.
Contamos con la ventaja de que Sudáfrica es un país que tiene mucha capacidad de secuenciación genómica, lo que permitió a los investigadores de NGS-SA avisar al personal sanitario del hospital Nelson Mandela Bay que allí se originó la nueva cepa.
Más contagiosa y más letal

Los investigadores del NGS-SA también se han dado cuenta de que la contagiosidad de la cepa sudafricana es mucho mayor que la original y también parece que los infectados lo están con una mayor carga vírica.
El quid de la cuestión estaría en la proteína espiga, el «gancho» del que hemos hablado anteriormente, lo que permitiría «colonizar» las células con mayor facilidad, avanzando la infección mucho más rápido.
Actualmente, en Sudáfrica, el 80% de los infectados están contagiados con la cepa sudafricana, y con unas endebles estructuras de salud pública la catástrofe está garantizada.
Además, los anticuerpos generados por aquellos que han pasado la enfermedad no protegerían ante una infección de la variante 501Y.V2.
Investigación con anticuerpos

La investigación se ha llevado a cabo con plasta sanguíneo de personas que habían superado la infección con SARS-CoV-2, y ha demostrado que la variante 501Y.V2 hace necesario, para no contagiarse, una concentración plasmática mayor.
Con los mismos síntomas y curso de la enfermedad

Una de las preguntas que se hacen los investigadores es si esta variante sudafricana podría causar otro tipo de síntomas y de enfermedad.
Hasta ahora, aquellos pacientes que han sido infectados con la cepa 501Y.V2 cursan con los mismos síntomas que con cepas anteriores o la original.
Por lo tanto, el tratamiento es el mismo: oxigenoterapia cuando es necesario, dexometasona para bajar la inflamación de los pulmones para los casos más graves y anticoagulantes para una de las complicaciones más habituales.
No todo son anticuerpos

Es lo que puede hacer que el sistema inmunitario de las personas que han superado la enfermedad siga siendo efectivas para acabar con la infección del SARS-CoV-2.
La actividad inmune del cuerpo no es exclusivamente los anticuerpos, ya que el cuerpo humano tiene un auténtico «arsenal» contra las infecciones, como pueden ser los linfocitos T, también denominados «células asesinas».
Además, las células T se demuestran altamente efectivas ante cualquier infección vírica, como la que produce el SARS-CoV-2 en cualquiera de sus cepas.
Imagen – NIAID / UK Departament for International Development / El Gran Dee / Luca Dello Iacovo / Official U.S. Navy Page / Viv Caruna